Arrastra el poncho
que cuelga atrapado en la puerta cerrada
y no lo sabe
va recogiendo el polvo del centro de la calzada
mientras la dama espejo en mano
estira la mandíbula inferior
y saca uno a uno
los pelos de la punta de la pera
y no lo sabe
montada en auto último modelo
en su mundo
el aire calefaccionado y la suave música
la reconfortan
y no lo sabe
y se sabe superior mirando de tanto en tanto
la micro sucia y llena de los que van de a pie
todos comparten mismo destino
como el todos los humanos
y no lo sabe
el poncho flameando como banderín
la menos de las veces
arrastrandose las mas
por el sucio pavimento
y no lo sabe
va tomando diversos colores
según por donde pase
al principio un tono plomizo
que mantiene hasta que pasa por los charcos
de la avenida principal
ocre es el color final
y no lo sabe
y la dama al bajarse lo atraviesa
con delicadeza por su cuello
y los que llegan después
la ven contonearse altiva
meciendo su cartera
mientras su poncho de lana
va tiñendo lentamente de color tierra
el negro abrigo comprado en su ultimo viaje a Europa
y no lo sabe
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